viernes, 31 de enero de 2020

Entrevista 
Con motivo de la producción de 'Aidez l'Eden'. Conjunto de seis serigrafías de Isidro FerrerPep CarrióPeretFlavio Morais, Jaime Serra y Grassa Toro
Zaragoza

La edición se presentó en Estudio Ductus el pasado día 21 de diciembre











martes, 21 de enero de 2020


Un hombre que desafió la ley de la gravedad
Luis fue un hombre que desafió la ley de la gravedad.
Con su fina, ajustada y desteñida camisa de manga corta que parecía que iba a rasgarse con cualquier movimiento sutil de su enorme cuerpo, su perenne bolsa de plástico en la mano y su gorra en la cabeza. Así conocí a Luis Yong en el hall de Clarín una tarde del verano de 1997 en Buenos Aires. Así lo recuerdo y quiero recordar.
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Nacido humilde en una de las provincias más humildes de Argentina. Con una constitución física peculiar y una peculiar etnia. Un hombre honesto, sencillo y transparente en un mundo corrupto, de apariencias y turbio. Una persona de valores donde ya todo vale.
Todo debería haber caído por su propio peso.
Pero Luis se hizo a sí mismo un infografista destacado en los albores de esta profesión en la Argentina. De sus gruesos dedos surgía una habilidad excepcional para el dibujo, de su mente la capacidad para diseñar las cosas en un orden que nos hacía entender todo de modo más sencillo, de su olfato un destacado instinto periodístico -esencial en una profesión en la que todavía hoy muchos confunden con ejercicios artísticos- y, por sobre todas las cosas, un enorme deseo de aprender y crecer como persona y como profesional.
Los años que viví en Buenos Aires fueron unos pocos en los que conocí a mucha gente que hoy no recuerdo. Y, sin embargo, aunque perdí el contacto con Luis hace más de veinte años, su memoria se me ha aparecido a menudo en estas dos décadas: en algunas clases en las que aún muestro trabajos de los que fue catalizador, en cenas con compañeros de la época, incluso en la intimidad, al sorprenderme en prejuicios.
“Mi gorra. Cuando las manos no me alcanzan para recibir las cosas de la gente bondadosa, ella con su espacio me ayuda a contenerlas. Lo mejor de todo es que a mis hijos también les agrada usarla, como si comprendieran el significado de proteger las ideas para que no se las lleve el viento.” De este modo se describía Luis en un suplemento especial de infografía que publicó Clarín en el año 1997. Gracias Luis por llenarme las manos.

Jaime Serra
Para La Voz del Interior

Luis Yong en su oficina de La Voz del Interior


El Pabellón Argentino
Luis Yong
Clarín, 1997 

El dinosaurio que quería volar
Investigación: Luis Yong
Ilustración: Aldo Chiape
Infografía: Luis Yong, Alejandro Tumas, Jaime Serra
Revista Viva, Clarín, 1998 


Sumo
Luis Yong
Clarín, 1998 



Luis Yong o la infografía adoptada como un sacerdocio
Juan Colombato
La Voz del Interior



sábado, 11 de enero de 2020


Aidez l'Eden
Seis serigrafias sobre PVC traslucido de 300g
Marco contenedor de madera de castaño
25 x 35 x 5cm
80 ejemplares más 8 P.A.
El marco permite modificar el orden y el sentido de las obras o eliminar alguna.



El edén es una cuestión de combinatoria,
para alcanzarlo basta con seguir los siguientes pasos:

Repetir la palabra edén hasta que anochezca
Perseguir al tigre amarillo
Mirarnos el ombligo hasta el silencio
Arrancar la única manzana
Dibujar un laberinto en una mano
Encender un fósforo y esperar

o bien

Repetir la palabra amarillo hasta que anochezca
Perseguir al tigre en silencio
Mirar la única manzana, se equivoca quien cree que sobran
Arrancarnos una mano
Encender un laberinto, solo la salida
Dibujar un fósforo, la caja entera, y esperar

o bien

Repetir la palabra ombligo tantas veces como haga falta
Perseguir la primera manzana, que es la única
Mirarnos algunas manos
Arrancarle un fósforo al aire
Dibujar hasta que anochezca, no tardará
Encender un tigre, y esperar

o bien

Repetir única, única, única, sin nombrar la manzana
Perseguirte a mano
Mirarnos mientras encendemos algo
Arrancar alguna palabra a la noche
Dibujar el edén sobre la piel del tigre, todavía vivo
Encender un fósforo, el amarillo, sí, el color importa, y esperar

o bien

Repetir el dibujo hasta que amanezca
Dejar de perseguir esa llama que, tarde o temprano, se apagará
Mirar qué palabras quedan, si quedan
Arrancarle el tigre a la piel, en ese orden
Dibujar tu ombligo en silencio
Encendernos las manos, y esperar

o bien

Anochecer hasta el último fósforo
Perseguir la palabra amarillo y todas sus derivadas
Mirarnos, noche incluida
Arrancarnos el ombligo
Dibujar un silencio del tamaño del tigre
Y encender, por fin, el paraíso

Ahora
Aidez l’eden
Ayudad al paraíso.




Pep Carrió



Jaime Serra



Edición sobre papel

150 ejemplares distintos (No todos contienen el trabajo de los seis autores)

Prensa:
Heraldo de Aragón




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