lunes, 26 de septiembre de 2016

Máster en infografía y visualización de datos



SNDS'16
Capítulo escandinavo de la Society for News Desing
Malmö, Suecia, 14 de octubre


'Infografía y emociones'

El ser humano es emocional. ¿Podemos hacer algo que no esté cargado de emociones?
Por supuesto hay actividades donde podemos poner más emoción que en otras. El periodismo es un ejemplo de actividad 
que no solo puede, si no que debe estar cargada de emoción.
Explicamos, analizamos, contextualizamos y opinamos sobre lo que ocurre a nuestro alrededor poniéndole emoción 
a nuestros textos, fotografías, ilustraciones y diseños con el fin de seducir y atrapar la atención del lector. 
Pero ¿qué ocurre con la infografía?
La ética, afortunadamente, ha ido tomando poder y la estética lo ha ido perdiendo en un debate absurdo: ética 
y estética son dos caras de la misma moneda. Lejos de ser incompatibles son complementarias.
La globalización y el pensamiento único ha llegado, también, a la infografia: todas responden al mismo patrón, en cualquier 
medio de cualquier latitud, indistintamente del tema que traten: mismos colores y diseño frío, dibujos 
esquemáticos trazados casi siempre en ordenador. 
Es un patrón que suele funcionar correctamente, pero tampoco pone énfasis en nada. No transmite ninguna emoción. 
Nos deja fríos.
De este modo estamos perdiendo el primer y más poderoso canal de comunicación: la estética que va directa al ojo 
y de el a la emoción. 
Pareciera que los infografistas quieren prescindir de la estética, como si eso diera mayor veracidad al contenido. 
Pero, en primer lugar, tal cosas es imposible, podemos minimizar su capacidad de comunicación –que es lo que 
de hecho ocurre- pero, además, no es cierto que determinadas estéticas resulten más veraces que otras.
Lo que si es cierto es que resulta más difícil encontrar la estética adecuada a cada tema que repetir siempre la misma: 
si nos equivocamos con la elección cometemos un grave error de carácter informativo. Quizá por este motivo todas 
las infografías parecen estar hechas igual: para no equivocarse.
Según un viejo dicho español ‘quien no se mueve no se equivoca’. Pero quien no se equivoca seguramente es porque está muerto.





miércoles, 7 de septiembre de 2016

Aprendo, aprendí, aprendí, aprendí, aprendí, aprendí, tú fallaste. Aprendí mucho. Aprendí algo, aprendí. ¿Y tu? Aprendí hoy, y ello me cambio el día. Aprendí una lección. Me siento mejor; verbo aprender: yo aprendo, tú aprendes, él aprende, vosotros aprendéis, nosotros aprendemos, ellos aprenden, aprendemos todos juntos y empezamos a comprendernos los unos a los otros. No me exijas nada y yo nada te exigiré. Tratemos de aprender un poco cada día, intentémoslo. Resulta difícil aprender. ¿Qué es lo que nos impide aprender? Tener un espíritu de aprendizaje, no tener miedo de emplear el tiempo en aprender. Tienes un montón de tiempo, tengo un montón de tiempo, tenemos un montón de tiempo. Si no dejamos de aprender, nada malo podrá ocurrir. Tan sólo hemos de ser receptivos, disponernos a aceptar, a ser tolerantes, a querernos sin llegar a ser auto-indulgentes, a no ser egoístas, a respetar como somos, a saber perdonarnos, a no ser demasiado exigentes ni repetirnos, a no tener miedo de quiénes somos y a creer en nosotros: así aprender resulta más sencillo. No anticipes el juicio; espera y verás. Inténtalo de nuevo, date una oportunidad así como das a los demás una o infinita oportunidades. Cada día es una nueva ocasión para intentarlo, mañana también, toda una vida de oportunidades encadenadas. No hay razón para que te entregues a la desesperanza, ni tampoco para quejarte, o forzar la situación, o ansiar algo, o exprimir a los otros o a ti mismo. Los demás no te juzgan, ni siquiera saben que estas ahí. Nadie está en tu contra, no te preocupes, no eres tan irresistible. Además ¿quienes son ellos para juzgarte? No saben demasiado, van a aprender quién eres y así es como empezarán a comprenderte. Comprender es perdonar -sin más problemas- pero la verdad es que tienes que aprender y comprender, y eso es realmente difícil: algo misterioso, complicado, una tarea ardua, algo extraño. Aprender es difícil, pero recompensa. Inténtalo otra vez, empieza de nuevo mañana, llora si tienes que hacerlo. Aprender a aprender. ¿Te gusta aprender? ¿Eres bueno aprendiendo? ¿Llegas a algún sitio? Aprende por el mero hecho de aprender, de ser mañoso y capaz de hacerlo con facilidad. ¿Tienes facilidad para aprender cómo descubrir, cómo revelar, cómo volver algo del revés y después volver a ponerlo en su sitio? Deconstruir y reconstruir, darle sentido a lo improbable, aprender a preguntar, a cuestionarlo todo por el gusto de conocer su interior, por el mero gusto de descubrir sin después contar a nadie que has progresado, poco a poco, paso a paso, desde un supuesto al siguiente, juntando las piezas del puzzle. Así es como aprendes sin la ayuda de los otros, no para jactarse de ello ni para poner en evidencia. Aprender es tu secreto, es todo lo que tienes, la única cosa que puedes decir que te pertenece, que nadie puede arrebatarte. Recuerda que la ignorancia no es una excusa. Aprende o atente a las consecuencias.

Louise Bourgeois 
Texto escrito en los años sesenta y publicado por primera vez en 1996 

martes, 6 de septiembre de 2016


Pasado y futuro
John Grimwade
Malofiej 20

Visión interior. El jurado de Malofiej de 1995, del que fui presidente, otorgó una medalla de oro a la infografía de la 
ballena franca. Sobresalía claramente entre los cientos de gráficos desplegados en las enormes mesas. En nuestro grupo de debate, todos los miembros del jurado coincidimos de inmediato, por lo que resultó ser la decisión más sencilla del año. En la prehistoria de la infografía (antes de 1986), época que recuerdo perfectamente, el material gráfico se realizaba con lápices y se pintaba con pinceles. Tenía irregularidades e imperfecciones, pero también tenía vida. Esa riqueza se había perdido en su mayor parte en los primeros años de los ordenadores y el software. Sin embargo un frío lunes en Pamplona, volví a sentir esa calidez familiar. El gráfico de la ballena conectaba con el pasado y mostraba el camino hacia el futuro.

Arte. Durante ese primer periodo infográfico en Clarín, Jaime visito mi despacho en un viaje a Nueva York, y trajo consigo otro de los gráficos en los que usaba ese enfoque manual. Se trataba de un mapa de Ruanda, hecho de yeso, en un marco de madera, con una incrustación pintada en una cáscara de huevo. Era un gráfico delicado y dimensional, sofisticado y hermoso. Me recordó el trabajo del artista Joseph Cornell, que creaba mundos mágicos dentro de cajas. Era más que una infografíaa; era también arte.

Clarín. La ballena fue el comienzo de una mini revolución. Al usar una combinación de ilustración a mano, materiales reales, fotografía y PhotoShop, Jaime y su equipo de Clarín, se liberaron de las ataduras de usar programas basados en vectores. Por ejemplo, nos llevaron de imperfectas representaciones de vectores de animales a hermosos animales dibujados a mano; de fondos graduados mecánicamente a fondos reales, con textura. Sus trazos transmitían seguridad y control y comenzaron a recibir un sinfín de premios. Quizás buena parte de lo que hizo Jaime fue transportarnos a un tiempo pasado, a una época en la que la ilustración de calidad era fundamental en las infografías. Que ahora, junto con técnicas y diseño moderno, cobran una fuerza impresionante.

Fuera de Clarín. En los años siguientes pude observar numerosos intentos por parte de diversos departamentos infográficos de copiar el estilo Clarín. Y eran, con frecuencia, espantosos. Se pretendía crear gráficos dimensionales y hechos a mano, pero sin la habilidad ni la sensibilidad, o puede que sin los recursos, para llegar a ese nivel. Estos imitadores de Clarín nos sumergían en muchas ocasiones en un caos de ilustraciones, dimensiones y sombras de mala calidad. Naturalmente, igual que todos los excelentes estilos infográficos, sólo funciona cuando se lleva a cabo cumpliendo los más altos estándares. El equipo de Clarín usaba los principios básicos de orden y jerarquía, junto con un excelente diseño en sus infografías. Su trabajo no era simplemente una excelente representación, si no que se trataba de narrar una historia de forma clara y concisa.

Por qué sigo amándolo. El gráfico de la ballena sigue pareciendo muy relevante en la actualidad. ¿Cuál es el motivo? Después de ver diez millones de visualizaciones de datos, con frecuencia frías, estériles e infinitamente intercambiables, considero que las personas pueden necesitar algo de calidez en la infografía. Y tomando prestado el excelente título del libro de Alberto Cairo, están buscando algo de ‘arte funcional’, donde la belleza y la información trabajan juntas para involucrarnos e informarnos. En nuestro ámbito no se puede pedir más.

Mapa del genocidio de Ruanda. Revista Viva, Clarín, Argentina 1996

Acrílico, óleo, técnica mixta, collage, bordado, ordenador... Estos trabajos de los alumnos de mi curso 'Infografía creativa: entre ...